sábado, 2 de diciembre de 2023

La tribu yeyé (tributo a Concha Velasco, otra diva eterna, DEP)



"Búscate una chica, una chica yeyé, que tenga mucho ritmo y que cante en inglés, con el pelo alborotado y las medias de color, tu chica yeyé, soy tu chica yeyé" cantaba una joven, pizpireta y monísima Concha Velasco en uno de los hits más sonados del franquismo.
Ella lo interpretó para la posteridad, pero fue Augusto Algueró quien compuso el himno de la versión autóctona del look juvenil de los 60.
Fue en aquellos años cuando se vivió la explosión del pop español, muy influido por las corrientes musicales anglosajonas. Casi todas las bandas musicales (conjuntos, como se decía entonces) empezaban por Los: Los Bravos, Los Brincos, Los Ángeles, Los Stop, Los Íberos, Los Pekenikes, Los Mitos, Los Shakers... Por influencia, sobre todo, de The Beatles.
De hecho, fueron estos también los que dieron nombre a la primera tribu urbana que aparecía por nuestras tierras, con su "She loves you, yeah, yeah, yeah", de donde traducido al pichinglis, nacería el término "yeyé" que sirvió para designar toda una época y sus protagonistas.



Fueron los hijos de la burguesía acomodada los que enseguida abrazaron la nueva moda, que supuso un conato de revolución social y de costumbres en una España enclaustrada y dominada por la mojigatería.
Eran los retoños de una clase social privilegiada que tenían acceso a fuentes de información más cosmopolita a través de  publicaciones extranjeras, discos que les traían de Francia o de Londres o programas de radio que empezaron a emitir en España música rock americana, como el famoso de la base militar de Torrejón, que tantos nuevos aires musicales introdujo entre los jóvenes más inquietos.
Fueron esos mismos niños bien los que, sin llegar a llenar la plaza,  porque no dejaban de ser una minoría, fueron a Las Ventas en 1965 a ver tocar a los Beatles, a los que la prensa del Régimen se refería despectivamente como "melenudos" y que aprovecharon su paso por España para posar con policía armada y guardias civiles o vistiendo chaquetas y monteras de torero.
Así estuvieron de hecho durante toda su estancia en nuestro país: rodeados de uniformes; las desconfiadas autoridades no los dejaban de ver como una amenaza para el orden público. En sus actuaciones en España, tanto en Las Ventas de Madrid -donde acudió como chica yeyé la actriz Marta Fernández Muro- como en la Monumental de Barcelona, contaron con un despliegue policial inusitado. En el concierto de Madrid hubo incluso cargas en el exterior, como puede verse en el documental ¡Que vienen los Beatles!
Ese fue el contexto enrarecido en que se produjeron las actuaciones del grupo en Madrid y Barcelona, los días 2 y 3 de julio de 1965.
La pequeña tournée se recreó en una película, El amor perjudica seriamente la salud (1996), en la que, gracias a unos buenos efectos digitales, se ve a Penélope Cruz haciendo de chica yeyé y colándose en la habitación del hotel de John Lennon.
Ella ejemplifica muy bien lo expuesto: su papel es de una hija de la alta burguesía, un estamento conservador al que todo aquel desmelene le parecía subversivo y escandaloso.


Autor: Pepe Calvo
Chicas con vaqueros, autor: Pepe Calvo.

Los Beatles, pese a todo, se convirtieron en el mito por excelencia de la década de 1960, contemplados por los gerifaltes del Régimen con mucha reticencia, como ocurrió en general con todo lo relacionado con la aparición del pop.
Era la época en que se llegaban a prohibir en los colegios los pelos cardados tan de moda entonces. En esos primeros años sesenta se escuchaba en voz baja frases como: "A los Fernández les ha salido un hijo Beatle...", solo porque iba con el pelo más largo de lo habitual, con la misma aprensión que si se subiera hecho adorador del diablo.
El recelo estaba muy extendido, la incomprensión era total. Los primeros conciertos de rock en España, las famosas matinales del circo Price en Madrid, fueron suspendidos después de quince sesiones por orden de la autoridad.




Las expresiones de los jóvenes, sus modas, sus espacios de ocio, sus formas de consumo eran contempladas como una extravagancia, pero a medida que iba avanzando la década se fueron asentando y extendiendo de forma imparable.
La tribu yeyé se nutría principalmente de la clase media de los grandes núcleos urbanos con cierta facilidad para tener acceso a equipamientos como un tocadiscos -o picú-, una guitarra eléctrica o una batería: no estaban al alcance de cualquiera.
El fenómeno de la juventud yeyé es uno de los problemas con los que tiene que lidiar Paco Martínez Soria en sus películas, en su papel recurrente de pueblerino carca que viaja a la ciudad para visitar a sus hijos y nietos: siempre tiene que enderezar a un nieto con melena que toca la batería en un grupo yeyé. A veces, como en Abuelo made in Spain, es terminante y le rapa al cero.


 

Una película indispensable para entender este fenómeno de la cultura pop hispana es Los chicos con las chicas, dirigida en 1967 por Javier Aguirre
En ella actuaban Los Bravos, el grupo estandarte del yeyé español y que, gracias a su vocalista alemán y sus letras en inglés, tuvo mayor repercusión internacional. En el citado filme, por supuesto, interpretaron Black is black, el tema con el que arrasaron aquí y allende nuestras fronteras, incluso en la Pérrrrfida Albión, donde llegaron al número 2 de las listas. 
Lo de Pérrrrfida inevitablemente nos lleva a otra película totémica, además de estrafalaria y divertida: Un, dos, tres, al escondite inglés (1969). Fue la ópera prima de Iván Zulueta y es pura sicodelia, un viaje de ácido delirante y muy pop, además de un festival de música yeyé (tardía). La primera de sus dos obras maestras del underground español (la otra es Arrebato, que filmó diez años después, igual de vanguardista pero mucho más sórdida).



Celebrando el bikini. Autor: Pepe Calvo.

Los yeyés iniciaron toda una revolución estética. Eran los tiempos en que los jóvenes empezaban a dejar de vestirse como papá y mamá y abrazaban modas y modos propios, separándose claramente del resto de la sociedad como tribu urbana y como nuevo segmento de mercado.
Pese a sufrir a menudo incomprensión y rechazo, los yeyés arraigaron en nuestro país, consolidando en España el primer estilo específicamente juvenil -algo inédito hasta entonces- y, con él, una nueva estética, nuevos sones, nuevos aires.
Muchos años antes de que Santiago Auserón lo proclamase al frente de Radio Futura, ellos ya cayeron enamorados de la moda juvenil. Y, sin duda, abrieron brecha.




El autor de todas estas fotos es también Pepe Calvo.

Texto extraído de mi libro "Tipismo franquista", publicado por Arzalia en 2019.
Las fotos han sido provistas por Juan Ignacio Ríos Carratalá, incluidas las firmadas por Pepe Calvo.
Todas son de su Alicante natal.