'Americanos, blue jeans and chinos, Coke, Pepsi and Oreos...'
Siempre he tenido debilidad por esta rola de Holly Johnson, cuando dejó de cantar para FGTH y se lo montó en solitario. Me parece una parodia lúcida, bailable y divertida de lo que es el sueño americano, esa cosa mítica que ha llevado hasta allí a millones y millones de personas desde que se fundó el país. Todas querían alcanzarlo, disfrutar de su trozo de pastel.
'Existe un lugar donde un muchacho sin un centavo puede crecer y llegar a ser presidente...', comienza diciendo la letra. A día de hoy resulta mucho más irónica, cuando parece que ya solo pueden acceder al cargo los chicos millonarios de ricas familias. Pero es lo que tiene el sueño americano, que está disponible para todos, pobres y ricos, blancos, de tez morena o de color naranja.
El sueño americano nació para no tener prejuicios. Y todo el mundo, en principio, debería tener derecho a él.
La letra sigue, hablando de Estados Unidos: 'Un reino mágico poblado por muñecas Barbie...' Como la modelo que aparece en el vídeo haciendo de azafata de concurso televisivo, Tracy Kirby, y que años después pasó tres años en la cárcel por hacer de correo de droga.
Es lo que tiene el sueño americano, ambivalente como todo, que también puede convertirse en la peor de tus pesadillas.
El American Dream tuvo una etapa pletórica y feliz, y por ello muy idealizada, que fueron los años 1950. La década que, con toda la intención, recrea el vídeo, que primero nos presenta a la típica familia blanca USA de clase media.
Su apellido Rockwell tampoco es fortuito: hace alusión a Norman Rockwell, el dibujante icónico del American Way of Life en las décadas de 1940 y 50.
Ninguno de los Rockwell tiene desperdicio: el padre podría trabajar de ejecutivo de cuentas en una agencia de publicidad, o quizá sea dueño de un negocio de coches de segunda mano. La madre es el paradigma de ama de casa conservadora, presbiteriana y de look clásico -collar de perlas y traje de chaqueta a lo primera dama- que vota republicano. La hija es una sana y rubia estudiante de look preppy mientras que el hijo es el típico nerd que o bien acaba en el MIT o en el Smithsonian Institute, de bibliotecario.
En torno a ellos, cocinándoles, sirviéndoles, limpiándoles la mierda, los Gómez, con Mamá Lupita al frente de una prole numerosa, sexy y alborotadora. Esta familia latina representa, frente a los aburridos y estirados wasp de los Rockwell, la savia nueva, el vigor renovado, la espontaneidad ruidosa, la chispa, la sensualidad, la alegría de vivir y la gozadera.
Justo la pasión latina y la sabrosura que le hacen falta a la hija Rockwell, que tiene toda la pinta de ser sexualmente frígida. Los Rockwell han perdido la vitalidad que a los Gómez les sobra. A los adocenados e insípidos Rockwell, los Gómez son lo más estimulante que les ha podido pasar en la vida.
Si esto no les convence, siempre puedes agitar ante ellos un buen fajo de billetes. El dinero en última instancia lo redime todo: que seas negro de gueto, chicano sin papeles o maricón de ceja depilada.
Los Gómez ganan el premio gordo del concurso de la tele y, ante la fuerza de persuasión de la guita, no hay más que hablar. De hecho, me gustaría presentarles a mi hija. Está en edad de casar, a ustedes les sobran los mozos y no sería mala idea lo de unir nuestras dos familias.
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