sábado, 11 de enero de 2025

Brutalismo de provincias







































Porque hay vida más allá de las manoseadas Torres Blancas, que deberían rebautizarse Torres Cansinas.
Bigar Centro, por ejemplo, frente a la plaza de los Juzgados, es un Barbican Centre o un Complejo Residencial Galaxia a pequeña escala y con sus limitaciones, por supuesto, de sabor provinciano, con la calle Mayor al lado; perezoso, como aletargado, pero tiene mucho encanto. Toda una sorpresa.

miércoles, 8 de enero de 2025

¿Quién teme al Desarrollismo feroz?

El Desarrollismo (aunque no es propiamente un estilo arquitectónico, sino la denominación de un período al final de la dictadura franquista definido por cierta euforia económica y una cierta idea de progreso, porque paradójicamente España seguía mandando oleadas de emigrantes para SuizaBélgica y Alemania), pues bien, el Desarrollismo destrozó los cascos históricos de las ciudades, con alguna excepción como Toledo, que se respetó (Valladolid, en ese sentido, es un buen ejemplo y Castellón, directamente, una aberración).














A partir de los años 80, la cosa cambió bastante. Gran parte de la arquitectura posmoderna puede parecernos un pastiche con su neohistoricismo, pero vino a arreglar este desaguisado; tarde, pero lo hizo.

Se acabaron los volúmenes gigantescos y rotundos, edificios que sobresalían como buques despreciando y empequeñeciendo lo que les rodeaba: se abandonaba esa escala brutal y se volvía a una más humana y a un estilo más armónico con el entorno urbano, no tan agresivo y radicalmente diferente. Algún día habrá que valorar la arquitectura posmoderna por lo que supuso en este aspecto: la ciudad, al menos en nuestro país, se reconcilió con sí misma.




























Y como todo es cíclico, desde los años 2010 se vuelve a esta tendencia. La arquitectura posmoderna era hija de su tiempo, hacía guiños al pasado con complicidad y sentido del humor (la famosa ironía, tan posmo)... Ahora no hay nada de eso: es una arquitectura rancia y conservadora, clónica de lo antiguo, un calco sin más de lo que antes había. 

La arquitectura posmoderna, con la que se podía estar o no de acuerdo, era consecuencia de una evolución; ahora no es evolución sino un paso atrás, una reacción, un retroceso que sí, repara esas cicatrices, esos costurones urbanos con mamotretos del Movimiento Moderno remplazándolos con otros que resultan muy monos pero tan falsos y pasteleros como el castillo de Walt Disney y sus construcciones que recrean una High Street USA en sus parques temáticos; todo muy turístico y muy de postal (si alguien recuerda lo que es eso), pero es una arquitectura Cinecittà, una arquitectura decorado, de cartón piedra; Venecia también es un decorado, pero tiene más autenticidad. Siento decirlo, pero los edificios brutalistas o las cajas de acero y cristal a los que sustituyen tienen más alma. Es así.

Toda acción tiene su reacción, supongo. Esto en evidente en páginas de FB (de X/Twitter no sé: hace tiempo que me funaron aunque haya gente mucho más bruta que yo, aunque, eso sí, de distinto palo) como Architectural Uprising, mostrando ejemplos de ciudades como LondresBerlín o las polacas que se están curando ("healing") y que cuenta (la página) con sucursales italianas, brasileñas, etc. Todo esto será otro signo de los tiempos, no lo dudo, pero tiene relación con el auge en todo el mundo de la extrema derecha y sus valores desfasados y rancios, anda que no.

Y convénzanme de lo contrario.