martes, 28 de julio de 2009

Burlesque urbano



Es el arco de triunfo que debería levantar ese nuevo emperador romano que es Berlusconi, tan decadente y amante de las orgías como los antiguos.
Ya no se trataría de celebrar con él la campaña victoriosa de las Galias sino el haberse pasado por la piedra, con ese derecho de pernada que le confiere ser el nuevo duce, a la flor y nata de las prostitutas y azafatas televisivas italianas (y no quisiera caer en el error sexista de decir que vienen a ser lo mismo).

También podría parecer que a Ruiz Gallardón se le ha ido la olla con sus intervenciones artísticas urbanas, por las que tiene debilidad y nosotros con él, pero no.
Es la entrada vaginal-kitsch-Las Vegas al circo mundial que se ha erigido durante gran parte del pasado invierno junto a la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid.

De acuerdo que la onda burlesque está muy de moda y tal, pero esto me ha parecido bastante atrevido.
No dejaba de pensar en las numerosas familias con hijos que desfilaban alegremente bajo las piernas abiertas de esta media vedette gigante en su camino hacia las gradas del circo.

Lo que todavía no me explico es cómo Arturo Canalda, antiguo compañero de clase en el cole y actual defensor del menor en la Comunidad de Madrid, no intervino ni protestó, con el celo que muestra y lo sensible que es a las altas dosis de indecencia que reciben actualmente nuestros indefensos y vulnerables niños, esos que violan en pandilla a una chica mientras lo graban con el móvil incluyendo siempre en el pack a un disminuido síquico, supongo que por cubrir la cuota políticamente correcta.

Por cierto que a Arturo Canalda lo tengo ahora entre mis amigos del Facebook, conviviendo sin problemas junto a Pedro Zerolo, lo que prueba una vez más la magia del caralibro y su espacio virtual donde reina la armonía.
Al menos aparentemente.

miércoles, 22 de julio de 2009

Style & the city


Vivir en Tribunal es vivir en el centro del mundo.
Al menos esa impresión da.

El trajín de Sol, por compararlo con otra zona de paso, es mucho más vulgar, con una masa en movimiento en la que hay de todo, como en botica, de modo que carece de personalidad; los rasgos son tan variados que sus señas de identidad se diluyen.
Hierve de gente, sí, pero gente sin más, sin nada interesante que destacar.

Tribunal en cambio es ahora mismo el verdadero ojo del huracán en Madrid, el punto de encuentro entre Malasaña y Chueca, con Fuencarral en medio haciendo de Río Grande.
Es el nudo estratégico donde juntan sus caminos tribus urbanas de todo tipo, el punto exacto donde tomarle ahora el pulso a la ciudad, porque allí verás y te cruzarás with the in crowd, que diría Bowie, en su devenir y en sus devaneos diarios por Madrid.

Lo que yo ignoraba es que también marcara estilo.
Me explico.
El otro día, en el cercanías, se subieron en Aravaca un grupo de pijos seudoalternativos que se sentaron a mi lado.

Uno de ellos, señalando a uno de sus colegas, de repente dijo:

"Esos pantalones son muy Tribunal."

Ante tal comentario no tuve más remedio que fijarme en los pantalones en cuestión, unas bermudas que tampoco eran nada del otro mundo, simples, sin bolsillos laterales ni correas colgando y de un color indefinido entre arena o caqui (cómo me gusta esta palabra, por Dior).

Lo dicho, nada especiales ni llamativos. Pero me hizo gracia la ocurrencia, porque hasta ahora yo al menos no había asociado un estilo de vestir concreto a esta parte de la ciudad entre el Madrid marica y el alternativo.

Pero parece que sí, que Tribunal define un cierto concepto urbano de la moda, lo que viene a sumarse al estilo pijo clasicorro del barrio de Salamanca, con el mayor ratio de chicas/señoras con mechas y perlitas en las orejas por metro cuadrado del mundo, y al perriflauta-multiétnico de Lavapiés, ese barrio que es un melting pot entre Lahore, Tetuán y Caños de Meca que Nacho Canut, tan esnob, asegura no haber pisado en su vida.

A lo mejor se debe al carácter fronterizo de Tribunal, que ya se sabe que los territorios de frontera son sorprendentes y creativos: en ellos surgen y se gestan nuevos idiomas, gastronomías, músicas y actitudes que no tienen nada que perder porque los códigos y las reglas se difuminan y además beben sin complejos, y a la desesperada en muchos casos, de dos mundos.

Será por eso que si hay algo actualmente cercano al espíritu tex-mex en Madrid, es Tribunal.

lunes, 20 de julio de 2009

Subterfugio



Cómo decirle a un amigo que está mucho más gordo sin sonar demasiado crudo y que por tanto se ofenda:

-Vaya, veo que tu necesidad de espacio vital ha aumentado considerablemente.

viernes, 17 de julio de 2009

Profesión ideal


Llámalo envidia cochina, pero ¿por qué Clara Gómez y no yo?

¿Dónde hay que enviar el currículum?

jueves, 9 de julio de 2009

sábado, 4 de julio de 2009

Sicofonías nocturnas

-Un Malibú con piña es la bebida más mariquita del mundo.
-No. La más mariquita es un Licor 43 con cocacola. Eso lo supera.
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-Yo no tengo vicio, lo que tengo es tricio.

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(A una china de Gran Vía)
-¡Oye!, ¿tienes cocaína?

miércoles, 1 de julio de 2009

El rey ha muerto, ¡viva el rey!



Para terminar de teñir la temporada de negro, después del triunfo de Obama, va y se nos muere Michael Jackson, aunque este, más que teñir, desteñía. Y además a chorros.

El caso es que no recuerdo un revuelo tan grande por la muerte de un grande de la música, y eso que he vivido ya la de unos cuantos.

El primero fue Elvis, el rey del rock, allá por el verano del 77, de lo que apenas guardo algún vago recuerdo.

El segundo fue Bob Marley, el rey del reggae, y de la muerte de este sí me acuerdo muy bien.
Había sido en mayo del 81, pero la resaca la viví ese verano, en Irlanda. En todas las tiendas de discos de Dublín, y había unas cuantas para lo pequeña que es la ciudad, había banderas etiopes o posters de Bob Marley con crespones negros.
Aquel verano en particular Dublín tenía una pinta muy fúnebre. Ese mismo mes de mayo había muerto también, tras una larga huelga de hambre, el preso del IRA Bobby Sands, y en muchas esquinas de la ciudad había retratos suyos con bandas o lazos negros, velados por parejas de militantes, cubiertos con pasamontañas o a cara descubierta, y ante los que la gente dejaba flores o velas.



Después vinieron las muertes de John Lennon, Freddie Mercury o Kurt Cobain... Todas tuvieron su impacto en la opinión pública, pero vamos, yo no recuerdo una pena y una conmoción tan grandes como las que ha producido la defunción inesperada del más notorio de los Jackson.

Quizá porque se trataba de la popstar por excelencia, la que quizá inventó eso, ha sido la muerte más global y más mediática. Y la que más ha afectado a mucha gente, que no pensaba, sencillamente, que alguien como Michael pudiera extinguirse.
Alienado desde niño por el éxito, se construyó una identidad y una realidad aparte, en su país particular de nunca jamás.

Y allí parecía situarse, por encima de todo, incluso de la muerte; era una estrella con categoría de sobrehumana que nadie se esperaba que muriera porque es como si te dicen que ha muerto Blancanieves, Mickey Mouse o, ya que le comparaban con él, Peter Pan.



Michael Jackson había alcanzado un estatus de personaje irreal, ficticio, como de cuento o dibujo animado hecho carne.
Se nos había olvidado que era mortal, para todos nosotros ya era inmortal antes de tiempo; pero finalmente ha fallecido, de la noche a la mañana y a los 50 años, la edad ideal para desaparecer de la escena aún con dignidad (y en este país Carmina Ordóñez es un buen ejemplo de que una retirada a tiempo vale más que una victoria decrépita).

Hay uno en el Facebook al que parece que se le ha muerto el padre o el hermano mayor, lleva ya varios días de luto recalcitrante, poniendo en sus comentarios de estado cosas del tipo “y cómo voy a seguir viviendo a partir de ahora” o “ya nada será lo mismo sin él”. El pobre, como que no levanta cabeza. Claro que peor está el doble ruso de Michael Jackson, que del disgusto se ha cortado las venas.

En lo que a mí concierne, he visto ya tal desfile de estrellas musicales pasar al otro barrio que se me ha hecho callo. En cuanto al mundo, seguirá girando como si nada, indiferente a esta como a millones de muertes diarias.

La vida no va a detener su curso, pero sí es cierto que, después de haber visto cómo han muerto el rey del rock canónico, el rey del reggae, el rey del rock alternativo y el rey del pop, el día que me falte también la reina del soul se habrá descabezado definitivamente para mí esa monarquía alternativa que es la única que respeta y acata un republicano como yo: la que ejercen las figuras coronadas de la cultura pop.



Lo que no quita para que el showbusiness se renueve y encontremos nuevos reyes y reinas, que ya se sabe que, por encima de todo, el espectáculo debe continuar.
Lo de Michael Jackson ha sido una tragedia, pero a rey muerto, rey puesto.
Y que nos quiten lo bailao.
Gracias, Jacko.