lunes, 26 de noviembre de 2007

Profecía


"Los tres jinetes del Apocalipsis serán la información, la superpoblación y el terrorismo."


Luis Buñuel, poco antes de morir.

jueves, 22 de noviembre de 2007

La pregunta del mes


"¿Usted no ha matado nunca a nadie por aburrimiento, por no saber qué hacer?
Es divertido."

(Max Aub, "Crímenes ejemplares")

Noticias alucinantes (II)


DESCUBREN EN LAS COSTAS DE EEUU UN SER MITAD ALGA MITAD ANIMAL


Biólogos norteamericanos han descubierto frente a las costas de Carolina del Norte un ser mitad alga, mitad animal cuya estructura y comportamiento parecen sacados de una película de terror.

El organismo es deforme, viscoso y se mantiene en el fondo de los océanos en una especie de estado latente. En cuanto nota algo vivo moviéndose por encima de él, se despierta, se infla y hace aumentar su propio tamaño hasta 100 veces. Entonces la víctima se ve rodeada por todas partes y muere asfixiada. La "cosa" disuelve su alimento con ácidos y vuelve a esconderse en las profundidades.

"Son los organismos más extraños y terribles que se hayan descubierto jamás en el planeta", aseguran sorprendidos los biólogos norteamericanos.

En un principio calificaron a este ser como vegetal porque al inicio de su vida desarrolla una función fotosintética. Sin embargo, los expertos se dieron cuenta de que al crecer asume características animales, al punto de poder producir jugos gástricos altamente tóxicos.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Es una grave irresponsabilidad traer hijos al mundo


Después de cinco horas aguardando el final del parto, Blas tenía los nervios destrozados.
Ya pensaba que se habían olvidado de él cuando entró una enfermera en la sala de espera. Era robusta y marcial. Daban ganas de cuadrarse ante ella.
Se puso en jarras, sacó pecho y preguntó:
—¿Es usted Blas?
—Sí, contestó él, más nervioso todavía. No sabía si le iban a llevar al paredón o a anunciarle que había sido padre. La enfermera, para alivio suyo, le sacó pronto de dudas. Secamente le informó:
—Ha sido niña. Enhorabuena.
Blas aulló de alegría. Ella, impasible, le ordenó:
—Acompáñeme, por favor.
Él obedeció y la siguió por los pasillos de maternidad hasta una salita con un ventanal por el que podía verse la habitación-nido, llena de cunas con bebés dentro. Una vez allí, la enfermera le indicó donde estaba su niña.
—Mírela –le dijo, señalando a través del cristal-. Es aquella de allí al fondo, a la izquierda.
Blas entrecerró los ojos, hizo visera con la mano y preguntó.
—¿Cuál?
—La de la cuna más grande. Debo felicitarle; es una niña preciosa, sanísima y de peso excepcional.
Blas la localizó al fin, gorda, sonrosada y pelona. La contempló absorto y fascinado. No acababa de creer que pudiera haber engendrado aquella cosa enorme y plácida. Y no disimuló su orgullo.
—Sí, esa es mi pequeña, exclamó ufano.
La enfermera, en un tono insoportablemente hiriente, replicó:
-¿Pequeña? Señor, su hija parece un ballenato. Vaya pidiendo el cheque-bebé porque les va a comer como una cerda.
Él ignoró sus groseros comentarios. Estaba pegado al cristal con expresión idiota. Así estuvo un rato hasta que, pasado el embobamiento inicial, comenzó a fijarse en detalles. El primero que le llamó la atención fue un niño que dormía junto a su hija. O más bien su cabeza, de ingente tamaño, que sobresalía de la cuna como un enorme peñón. La enfermera le explicó, sin venir a cuento, que la macrocefalia de aquel bebé era la triste secuela de un medicamento tóxico que, aunque ya había sido retirado del mercado, fue utilizado por la madre.
-¡Qué disgusto para sus padres!, observó Blas, tratando de decir algo adecuado.
-Uy, qué va –contestó ella-. Si están contentísimos.
La enfermera le contó la reacción que tuvieron con el recién nacido. “¡Con tanta cabeza debe de tener un cerebro descomunal!”, fueron sus palabras nada más verle. “¡Será un portento, un niño prodigio!”, pronosticó el padre. “¡Le darán un título de ingeniero y mi angelito todavía llevará pantalones cortos!”, auguró la madre. “¡Cómo se va a avergonzar de mí, que soy casi analfabeta!”, añadió.
Para consternación de Blas, el niño cabezón no era el único que había nacido con alguna anomalía. Un poco más allá, la hija de una adicta a la cocacola light se revolvía furiosamente en su cuna, presa del mono.
-Es un caso grave –le explicó la enfermera-. Rechaza la leche. Sólo quiere cocacola light. Y la doctora ha dado orden de que leche o nada. Se nos va a morir de hambre.
—Qué lástima, ¿no?, opinó Blas.
—Pues sí.
—Y ese que parece un dios hindú, con tanto brazo, ¿quién es?
—Ah sí, ese, el mutante —respondió la enfermera con mortal indiferencia —. Es el hijo de una ucraniana que ha abierto un todo a cien en Aluche. Vino embarazada de su país. El niño salió así porque ella es de la región donde pasó lo de Chernobil y, claro, la radiación afectó al feto.
—¡Qué horror!
—Oh, no crea. A su madre le será de gran ayuda en la tienda, cuando crezca. Como ella dice, necesitará de todos los brazos disponibles. Y a la criatura le sobran.
A Blas aquel rosario de calamidades y deformaciones le estaba estresando un poco, así que, para reconciliarse con el mundo, volvió a fijar la vista en su hija.
Le devolvió una tranquilidad inmediata. Allí estaba ella, en el mejor de los sueños, nada menos que carne de su carne, sangre de su sangre, la siguiente generación, su especie perpetuada, la prolongación en el tiempo de su clan... Se le caía la baba mirándola.
Para celebrar el nacimiento de su hermosota hija, sacó una petaca del bolsillo.
—¡Venga –dijo jovial a la enfermera-, le invito a un trago! Es whisky.
—No, gracias —contestó ella con su voz de sargento al mando—. Prefiero un tiro de perico. ¿Tiene?
—Pues... no.
Ella bufó y dijo:
—Pues nada, me voy que tengo trabajo. Si se queda aquí no haga mucho ruido.
—Vale, vale.
Se oyó un estrépito. La enfermera, rápida de reflejos, se volvió alerta.
-¡Ya se ha vuelto a escapar!, exclamó enojada.
-¿Quién?, preguntó Blas alarmado.
-El maniaco sexual –respondió ella-. Seguramente ha atacado ya a alguna enfermera. O a alguna visita.
Entonces, de debajo de la bata, sacó una porra eléctrica. Hacía amago de marcharse cuando Blas le dijo:
-¡Pero oiga, dónde va con ese chisme, está prohibido!
-¿Y qué? –contestó ella, apuntándole con la porra- ¿Es que me va a enseñar usted ahora cómo mantener el orden en mi hospital?
Blas tragó saliva.
-No, claro; faltaría más.
-Muy bien -respondió ella satisfecha-. Pues le dejo con los niños. No sé lo que tardaré, pero tome, por si alguno de ellos llora.
Arrojó un objeto a Blas, que él agarró al vuelo. Cuando lo miró no daba crédito: era otra porra eléctrica.
-¡Pero oiga!, protestó apenas.
Se quedó con la palabra en la boca: la enfermera ya había desaparecido corriendo por el pasillo, camino del ala siquiátrica, mientras voceaba:
-¡Verás como te pille, loco cabrón! ¡Mira que te lo advertí! ¡Esta vez te corto los huevos!

Consultorio


Querida Miss Zelania,

¿Cuál es el mejor momento para dar por terminada una fiesta?


Mi querida amiga, el mejor momento para dar por terminada una fiesta es cuando las señoras empiezan a sudar.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Así habló el maestro


"Si queremos liberarnos de una pasión intolerable, no tenemos más remedio que tomar hachís"

(Friedrich Nietzsche, "Ecce Homo")

martes, 13 de noviembre de 2007

Curiosidades (I)


El médico alemán Daniel Bockher publicó en 1622 una obra que alcanzó gran popularidad.
Titulada "Medicus microcosmos", en ella se ensalzan las propiedades curativas de la orina, los excrementos, los piojos, el semen, las lombrices intestinales y la cera de los oídos.
Esto sí que es medicina alternativa... pero de verdad.

Consejos para una vida mejor (II)


"Tu tranquilidad espiritual nunca, pero nunca jamás, puede depender de otra persona.

Si dejas que dependa de otra persona, siempre sales muy mal parado. Puede que no a la primera de cambio, pero tarde o temprano. Hay que aprender... No sé, hay que aprender a vivir con uno mismo.

Hay que aprender a abrir las sábanas y a poner la mesa para uno solo sin sentirse patético. Hay que ser fuerte y estar seguro y contento con uno mismo, y no dar nunca la más mínima impresión de que no puedes soportarlo sin esa puta compañía.

Hay que empeñarse en fingirlo."

(Armistead Maupin, "Nuevas historias de San Francisco")

lunes, 12 de noviembre de 2007

La moral es bipolar


"Mi abuelo John -que murió en 1942- fue un héroe para mí. Pero llevó una vida bastante alocada.
Era alguien notorio: fue mujeriego, alcohólico y drogadicto. A pesar de todo, existía otra cara que era genial: tenía un talento extraordinario y era increíblemente inteligente, bien parecido y divertido. A la gente le encantaba; era estupendo estar cerca de él, y emocionante.
Así que esa cuestión del modelo de conducta me confunde, en todos hay algo bueno y algo malo..."

Drew Barrymore sobre su abuelo, el inmortal John Barrymore

Consejos para una vida mejor (I)


"Los ejercicios faciales son todos una estafa. Chupar pollas es el único eficaz. No es ninguna broma. No hay nada como eso para dar firmeza a las mandíbulas."

(Truman Capote, "Plegarias atendidas")

Fame, I'm gonna live forever...


"Según un estudio publicado por la Universidad de Gotham, en el año 2030 una de cada cinco personas será famosa y en el 2050 lo será una de cada tres. En el año 2060 habrá más famosos que gente normal, y teniendo en cuenta que la fama siempre es relativa a la mayoría, debemos concluir que las personas normales son los famosos del futuro."
(Extraído del libro "Fama", de Rosemarie Jarski)

Los Oscar no lo son todo



La rubia despampanante JAYNE MANSFIELD ganó muchos premios durante su carrera, aunque ninguno fue por su calidad como actriz.
Entre ellos,

Miss embajadora de los perritos calientes

Miss jersey de nailon

Miss salto de cama

Miss interruptor eléctrico

Miss jarabe de arce ciento por ciento puro

Miss contador Géiger

Miss prevención de incendios

Miss Tomate

Miss 4 de julio

Miss Autopista

El único título que rechazó fue el de Miss Queso Roquefort porque, decía, “no me sonó muy bien.”

domingo, 11 de noviembre de 2007

Sample de verdad


En su obra "Bostan", Saadi de Shiraz estableció una importante verdad en este pequeño cuento:

Un hombre le preguntó a otro, apuesto, inteligente y elegante, quién era.

Este le respondió:

-Soy el diablo.

-¡Pero eso no puede ser! -dijo el hombre-. El diablo es feo y maligno.

-Amigo mío -respondió Satanás-, eso es lo que dicen de mí mis detractores.

(Idries Shah, "Reflexiones")