viernes, 20 de marzo de 2009

Las caras de Bélmez quisieron hablar






Y, según la canción, la prensa amarilla las hizo callar. Yo, sin embargo, les sigo dando una oportunidad en la pantalla de mi compu para que se manifiesten, poniéndolas como fondo de escritorio cuando me siento especialmente gótico o como decorado perfecto para mirar Cuarto Milenio.
Es lo bueno que tienen los fondos de escritorio, que redecoran tu vida a cada momento según tu sensibilidad o estado de ánimo; también pueden servir para afirmarte en tus señas de identidad, en tu cultura o en tus sentimientos, mostrando indistintamente el escudo del Real Madrid, tu coche tuneao o la imagen de tu mascota o pareja.
Los fondos de escritorio dan mucho juego y ofrecen un abanico-Locomía de posibilidades. Hacen las veces también de marco o ventana virtual en donde exhibir la obra de arte que quieras o un paisaje especialmente querido para ti, sin pasar por alto lo que significa como representación simbólica: una persona que se sienta alegre y optimista mostrará imágenes positivas y coloridas. Y al revés, el pesimista o deprimido optará por una imagen que cuadre con su humor sombrío.
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Los fondos de escritorio dicen mucho de ti. No sólo informan de tus estados mentales y tus lazos emocionales, también proporcionan grandes pistas sobre asuntos, en algunos casos, bastante comprometedores.
Ocurre especialmente entre las mujeres que trabajan en una oficina, cuyo sentimentalismo unido a un instinto maternal exaltado las lleva a ser peligrosamente indiscretas por predecibles.
Comprobadlo vosotros mismos: en cualquier oficina se produce un fenómeno curioso y recurrente: todas las chicas de recusos humanos, secretarias y recepcionistas que tengan hijo lo exhibirán orgullosas como salvapantalla.
Lo malo es que, por la misma regla de tres, no cuesta nada descubrir la contraseña que permite el acceso a sus equipos: coincide, invariablemente, con el nombre de esa misma hija o hijo.
Que además suele ser único, debido a la inexistente política de conciliación con la vida familiar de la mayoría de las empresas y a que volver a quedarte embarazada es exponerte a que te despidan.
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Ahora imagínate que eres un espía industrial infiltrado en una empresa... Para hacerte con documentos y archivos de alto nivel no tienes más que acercarte a la secretaria de dirección y piropear la foto de su hijo o hija en la pantalla... De ahí a que te diga su nombre y, por tanto, su clave de acceso sólo hay un paso y, desprevenida e incautamente, la muy boba te ha abierto la puerta grande de los secretos corporativos que te interesan.
Las empresas, si fueran conscientes de ello, no deberían permitir estas pamplinas entre sus empleadas que a lo único que conducen es a abrir enormes fallas en sus sistemas de seguridad.
Y no es ser sexista ni caer en estereotipos, es constatar la realidad.

1 comentario:

ciudadanoe dijo...

ya et vale...cómo hilas los temas...del fondo de pantalla como seña de identidad a los recursos humanos y las claves de acceso a computadoras...
me ha encantado lo de abanico-locomía de posibilidades...espero q sea copyleft (con mención de fuente, eso sí!).
milbesos pequeños