miércoles, 9 de septiembre de 2009

Revolución en tu WC


No, no estoy hablando de ningún producto milagroso de limpieza que arrasa con la suciedad y los gérmenes todos de tu cuarto de baño (es lo que tiene la publicidad: ha pervertido el lenguaje de tal manera que ahora todo suena a eslogan; pero sobre esto ya nos extenderemos en otro post).
Me refiero más bien a esa disidencia estreñida (nunca mejor dicho) y de momento restringida a ese espacio cochambroso, y generalmente de nulo aspecto higiénico, que son los aseos de bares y garitos, en los que la gente da rienda suelta a sus instintos más bajos, incluyendo los mensajes de protesta y sedición.
No deja de resultar paradójico que sea en estas letrinas mugrientas donde surgen con más fuerza las ganas de combatir o limpiar las cloacas del sistema.
O a lo mejor que una mierda lleve a otra es la más coherente consecuencia.


Lo que es evidente es que, si alguna revolución ha comenzado ya, ha sido en esos retretes inmundos donde nos drogamos o chingamos furtivamente y bajamos meando las borracheras.
Son, al parecer, el último refugio de la insumisión, probablemente porque sean de los pocos lugares que siguen manteniendo su privacidad a salvo y donde además podemos desahogarnos tanto física como mentalmente.
Los váteres públicos de bares y garitos se presentan ahora por tanto como las nuevas trincheras de la rebeldía y el idealismo.


Es en ellos, con sus paredes sucias, sus cisternas rotas y sus inodoros hediondos, donde se está gestando la revolución.
Uno siempre había imaginado lugares más románticos o más épicos para iniciar este tipo de empresas trascendentales, pero en fin, a falta de otra cosa, nos conformaremos.
Eso sí, por favor, el último que tire de la cadena.

No hay comentarios: