sábado, 10 de noviembre de 2012

Cristo ya nació en Palacagüina


Al llegar a cierta edad, uno asume como inevitables ciertas cosas. Entre ellas, que la derecha de aquí sea tan beatuza.
Lo que no quita para que mi resignación tenga sus límites.
Y estos del PP no es que los traspasen, es que lo hacen con tanques y Hummers.

A mí no me importa tener ministros supernumerarios del Opus, pero, por favor, en una sociedad actual, plural y diversa, las opiniones que les dicte su moral particular deben guardársela para ellos.
O si no, que se vayan a vivir a comunidades puritanas ancladas en el siglo XVIII, como los Amish
Llegados a este punto, tengo mis serias dudas: no sé cuáles son peores, si los ultras católicos o los evangélicos, que también me dan mucho miedo. Aunque son una rama del cristianismo curiosa. Para ellos no hay más película que Jesucristo Superstar.

Pero es un Jesús idealizado, de plástico y neón, como una estrella de Hollywood, una especie de redentor carismático de drogadictos, perdidos y borrachos, tu terapeuta particular.
Al Jesús de los evangelios, en realidad, le conocen poco. O no le pillan la esencia.
O será que el mensaje se pierde con el ruido de fondo.


Mucho Jesús te ama, Jesús es tu colega, tu salvación, tu dildo, pero luego parece que nadie se acuerda de lo que decía Jesús. Y su mensaje era extraduro y, sobre todo, revolucionario.
Ya lo decía él mismo: 'No he venido a traer la paz sino la guerra'.

Por eso acabó como acabó, porque desafió al sistema. Algo en lo que, extrañamente, parecen no caer, que Jesús era un antisistema, un perroflauta, un rebelde con causa, un 15 M, un Occupy Wall Street, un idealista subversivo, un moralista implacable, un vengador de la justicia y un líder de los descamisados.



Si viviera ahora, tendría muy claro de qué lado ponerse. Desde luego, no del de personajes tan siniestros como el Papa o Rouco. Ya lo dijo Leo Bassi, ese bufón lúcido y tocapelotas: 'Jesucristo tiene más que ver con los del 15-M que con el oro del Vaticano.'
Como también te enseñaban los jesuitas con desparpajo que había sido 'el primer comunista'.

Y esto es lo que me tiene loquito, lo miopes -o ciegos- que son para según qué cosas. Tampoco me sorprende: si algo caracteriza a la religión es su visión estrecha.
Y así ocurre lo que ocurre, que de repente algo tan irrelevante como el matrimonio gay les parece una agresión a la familia mientras, de forma harto chocante, obvian otras mucho peores.



Porque mi concepto de 'agresión a las familias' es cósmicamente diferente.
En mi opinión, lo que agrede y destroza a las familias españolas no es que dos maricas o dos bolleras se casen, ya ves tú, como si también me dicen que se desintegrarán con la conjunción planetaria de AldebaránVenus y Urano: majaderías a las que no hay que prestar atención.

Lo que sí es una agresión en toda regla a las familias, un ataque frontal, un acoso y derribo y una declaración de guerra es que les quiten sus casas de forma tan inhumana y rapaz y los echen a la calle.
Porque no hablamos de una o de dos, ni siquiera de un puñado, hablamos de más de cuatrocientas mil.
Cifra a la que habría que añadir esos más de dos millones de niños españoles que viven bajo el umbral de pobreza.


Además de ser un escándalo y una vergüenza, es este estado de cosas, y no el matrimonio gay, lo que mina, maltrata, humilla, degrada y envilece a las familias. Y lo hace a una escala masiva.
Los desahucios, los recortes en educación, sanidad y cultura, la subida abusiva de tasas e impuestos sobre los de abajo, la injusticia profunda que está ocasionando esta crisis en España, sí que contribuyen decididamente al colapso de la institución familiar.
Así que, por favor -que esto es muy trágico y muy serio-, mariconadas, las justas.

En cualquier caso, y volviendo a los matrimonios gays, lo que más me enternece de estos meapilas rampantes es lo poco que parecen entender la verdadera naturaleza de ese Jesús al que presuntamente adoran.
La suya, desde luego, no era una naturaleza tan mezquina.
Es más, está a años luz.


De vivir Jesús ahora, aparte de acudir a Neptuno y mostrar como únicas armas las palmas de sus manos en el aire, estoy seguro de que las bodas de Caná habrían sido la de una pareja de amigos suyos gays, donde se habría desmelenado bailando a Lady Gaga y el I will survive y donde, en un momento dado, habría multiplicado los gintonics y los sushis.

Ustedes, lectores creyentes, disculpen la blasfemia, pero es que la imagen que tengo de Jesús es la de un tipo muy enrollao.
La culpa, se lo digo yo, la tienen los evangélicos.

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