miércoles, 26 de diciembre de 2012

La venganza de Chávez


Viene a ser como la venganza de Moctezuma, pero en versión socialismo bolivariano.
Su propósito: dinamitar el sistema capitalista desde dentro, inundando nuestras calles y bolsillos de monedas de 1 bolívar que, como puede verse en las fotos, viene a ser casi exactamente igual a la de un euro.
Su valor, por el contrario, es insignificante, de apenas unos céntimos.

La situación es alarmante. De seguir la operación su curso, pronto no tendremos en los bolsillos más que bolívares mientras que los euros habrán desaparecido todos, y ya será el acabóse cuando, si ahora consumimos poco, no podamos consumir nada; será el colapso total de nuestra economía.
Chávez, en su agonía, se debe estar carcajeando.

Qué malvado es. Aunque yo nunca he acabado de tomármelo en serio. Será porque me recuerda a personajes de Tintín como el general Alcázar o el general Tapioca.
Es un poco caricatura de tebeo, con esos lambios bembones y esa boina de revolucionario, che.
Todo muy voluptuoso y envuelto en la sensualidad del trópico.


Pero lo que se le ha ocurrido es de genios.
Y yo, que cuando reconozco una obra sofisticada de maldad, me relamo de gusto, aquí estuve a punto de alcanzar un orgasmo.
Estaba embrujado con la fidelidad alcanzada con la réplica. Hay que fijarse muy mucho para diferenciar un bolívar de un euro. Son indistinguibles, como la magia de la alta tecnología.
Hasta en el tacto se parecen.

La jugada es perfecta. La estrategia, también: minar nuestra ya tocada por no decir hundida economía infiltrando masivamente monedas de 1 bolívar, sustituyendo un euro devaluado por un clon bananero.
Las están haciendo circular secretamente, con el fin de sabotear nuestro sistema saturándolo de chatarra inútil.


A mí ya me han dado gato por liebre. Son tan parecidas, prácticamente idénticas, que aunque mires por encima el cambio que te han dado para comprobarlo, pasa inadvertida.
O más bien camuflada, mimetizada perfectamente la cabrona, como un camaleón de cuproníquel, entre la calderilla de euros.

Sin embargo, no todo está perdido. Existe una esperanza de que estos planes diabólicos fracasen: la moneda de 1 bolívar, siendo casi gemela de la de euro, no ha pasado la prueba del algodón definitiva: intentar pasársela a los chinos.
No hay manera: la detectan enseguida.
A esta gente lo de las fechas de caducidad se les escapa, pero en esto son infalibles; yo creo que tienen un sexto sentido.

No sé a qué iluminad@ se le ocurrió aquello de 'engañarte como a un chino'. Me da la impresión de que no conoció a ninguno en su vida. Y desde luego, no lo tuvo de tendero.
Así que puede que después de todo estemos salvados, gracias a este olfato sobrenatural de los comerciantes chinos para detectar como sabuesos dinero falso o alienígena.

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