En su obra "Bostan", Saadi de Shiraz estableció una importante verdad en este pequeño cuento:
Un hombre le preguntó a otro, apuesto, inteligente y elegante, quién era.
Este le respondió:
-Soy el diablo.
-¡Pero eso no puede ser! -dijo el hombre-. El diablo es feo y maligno.
-Amigo mío -respondió Satanás-, eso es lo que dicen de mí mis detractores.
(Idries Shah, "Reflexiones")
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