jueves, 6 de noviembre de 2008

Fiesta de los maniquís










Parafraseando el inicio del viejo clásico de los Temptations, “It was the 5th of November the day I’ll always remember, yes I will…”
No sólo yo. Todos, en efecto, lo recordaremos. Un día más allá de lo histórico.
Ahora ya no sólo tenemos música negra. También la política se ha teñido de ese color, de rabiosa actualidad gracias al “bendecido”, que es lo que significa Barack en suajili.
No conocía un entusiasmo igual por el negro desde los 80.
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Habemus imperator, y aparte el hecho fundamental de que por primera vez en la historia de los Estados Unidos, el país que inventó el Ku Klux Klan y la segregación racial, un mulato vaya a ser investido de púrpura, la fiesta de su elección ha sido multitudinaria y global.
La masa de ciudadanos de a pie ha celebrado con euforia en todo el mundo este cambio de mentalidad, de paradigma, quizá de rumbo.
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Unos los llaman “contribuyentes”, otros “consumidores”, otros “peones” (negros, blancos, colorados, qué más da)…
Yo los llamo maniquís… Y después de haber participado activamente en el apoyo y elección de la Gran Esperanza Negra, ahora volverán a su lugar natural, el escaparate de la historia.
Desde allí, como muñecos pasivos que en el fondo son, contemplarán probablemente cómo La Gran Ilusión, como siempre que las expectativas son altas, se queda finalmente en El Gran Chasco.
¿Consistirá el cambio en esto?
Puede que sí, puede que no. En cualquier caso, habrá que darle una oportunidad.
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De la cabaña del Tío Tom a la Casa Blanca, ya veremos en qué queda la cosa.
El futuro es incierto, pero pinte el color que pinte, tanto si es morado, como rosa o negro, como si al final no pinta nada, el sol siempre brillará en la televisión.
Para muchos de nosotros, esto ya es suficiente consuelo.

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