miércoles, 8 de marzo de 2017

Esta millennial puede ser la nueva Einstein

Para celebrar el Día Internacional de la Mujer y sin postureo ninguno por mi parte -no puedo estar más orgulloso de mi sobrina Claudia Cea Pallol y de que me haya salido 100tífika, estudiando ingeniería industrial con notas excelentes-, he traducido este artículo dedicado a otra mente femenina privilegiada, Sabrina Pasterski
Por qué debería importarte: porque es una mujer intelectualmente inquieta y audaz que viene pisando muy fuerte en el mundo de la ciencia, amenazando con ponerla patas arriba. 
La fuente es una página de FB que se llama I fucking love science y que deberia formar parte del currículo escolar de todos los países del mundo mundial. Cuanto antes. 
Aquí puedes ver la nota original en inglés.
Y por supuesto, citar a la autora del artículo, Farah Halime.


Una de las cosas que hacen las mentes brillantes del MIT — además de, por supuesto, reflexionar sobre la naturaleza del universo y construir artilugios propios de la ciencia ficción — es certificar la navegabilidad de los aviones para el gobierno federal (de los EE UU). Así que cuando Sabrina Pasterski entró en las oficinas del campus una fría mañana de enero buscando el visto bueno para un avión unimotor que había ensamblado, podía haberse tratado de otro trámite rutinario. Salvo que, en esa ocasión, la diseñadora de aviones de pelo largo y ojos grandes plantada ante ellos tenía solo 14 años y ya había pilotado un avión sola. “No me lo podía creer,” recuerda Peggy Udden, una de las secretarias de dirección del MIT, “no tanto por lo joven que era, también porque se trataba de una chica.”
A ver, era 2016, y las chicas dotadas ni escaseaban entonces ni hoy en el MIT; casi la mitad de las estudiantes allí son mujeres. Pero había algo especial en Pasterski que no solo incitó a Udden a aprobar su modelo de avión, también captó la atención de los profesores más relevantes de la universidad. Ahora, ocho años después, la desgarbada Pasterski, a sus 22 años, es ya graduada por el MIT, candidata a doctorarse en Harvard y tiene el mundo de la física revolucionado. Sabrina está explorando algunos de sus aspectos más desafiantes y complejos, como también hicieron al principio de sus carreras Stephen Hawking y Albert Einstein (cuya Teoría de la Relatividad acaba de cumplir 100 años). Sus estudios se centran en escudriñar los agujeros negros, la naturaleza de la gravedad y del espacio-tiempo. Uno de los puntos de su investigación trata de comprender mejor el fenómeno de la ‘gravedad cuántica’. Sus hallazgos en este área podrían cambiar radicalmente nuestro conocimiento de cómo funciona el Universo.
Sabrina también ha llamado la atención de algunas de las personalidades más relevantes que trabajan en la NASA. ¿Alguien más? Jeff Bezos, fundador de Amazon.com y de la empresa de desarrollo aeroespacial Blue Origin, que le ha asegurado trabajo a su lado cuando ella quiera. Preguntado recientemente por e-mail si su oferta todavía seguía en pie, Bezos respondió a OZY: “¡Y tanto!”
Pero a menos que seas uno de esos fanáticos de la física que ya la conocen por sus artículos académicos, lo más probable es que no hayas oído hablar de Pasterski. De ascendencia cubano-americana y criada en los suburbios de Chicago, Sabrina no tiene Facebook, LinkedIn o Instagram ni tampoco smartphone. Lo que sí hace es actualizar con regularidad una página web libre de banalidades que se llama PhysicsGirl e incluye un extenso catálogo de logros y aptitudes. Entre ellos: “Localizar la elegancia dentro del caos.”
Pasterski descuella entre un número creciente de flamantes licenciados en Física en los Estados Unidos. Fueron 7 329 en 2013, doblando la cifra más baja que se había alcanzado en décadas: los 3 178 de 1999, según el Instituto Americano de Física
Nima Arkani-Hamed, profesor de Princeton y ganador del primer premio Fundamentos de la Ciencia, dotado con 3 millones de dólares, comentó a OZY que había oído ‘cosas estupendas’ sobre Pasterski de su asesor, el profesor de Harvard Andrew Strominger. Sabrina ha recibido también cientos de miles de dólares en subvenciones de fundaciones como la Hertz, la Smith y la National Science Foundation.
Pasterski, hablando a frenéticos trompicones, dice que ella siempre se ha visto tentada a desafiar lo que es posible. “Los años que pasé probando los límites de lo que podía conseguir fueron los que me llevaron a la Física”, declara desde su dormitorio universitario en Harvard. Aún así lo cuenta como si no supusiera ningún trabajo: habla de la ciencia como algo ‘elegante’ a la vez que pleno de ‘utilidad’.
Pese a su impresionante currículo, el MIT puso a Pasterski en lista de espera cuando solicitó su ingreso. Los profesores Allen Haggerty y Earl Murman no daban crédito. Gracias a Udden, los dos habían visto un vídeo de Pasterski construyendo su avión. “Nos quedamos con la boca abierta”, contó Haggerty. “Su potencial es incalculable”. Ambos decidieron apoyar su solicitud de ingreso, con lo que Sabrina al final fue aceptada, graduándose más tarde con una nota media de 5.00, la calificación más alta posible.
Hija única, Pasterski se expresa con cierta torpeza y salpica sus emails de emojis sonrientes y signos de exclamación. Cuenta que tiene un puñado de amigos íntimos pero que nunca ha tenido novio ni ha bebido alcohol ni ha fumado un cigarrillo. Como ella dice, “Prefiero mantenerme alerta, y espero ser conocida por lo que hago antes que por lo que no hago.”
Mientras sus mentores le auguran un gran futuro en la Física, ella parece tener los pies sobre la tierra. “Un teórico que te asegura que averiguará algo concreto en un lapso largo de tiempo casi te está garantizando que no lo hará”, afirma. E independientemente de la promesa de Bezos, el magnate de Amazon, la realidad para los egresados en ciencia en los Estados Unidos se presenta desafiante: un estudio reciente de la oficina norteamericana del censo muestra que solo en torno al 26 por ciento de esos graduados desempeñaban trabajos dentro de su campo, mientras que casi un 30% de los posdoctorados en física y química estaban en paro. A Pasterski este dato no parece afectarle. “La Física ya es bastante emocionante por sí misma”, declara. “No es como un trabajo de 9 a 5. Cuando estás cansada, duermes. Y cuando no lo estás, te ocupas de ella.”

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