sábado, 25 de octubre de 2008

Mi sinfonía de octubre


Este es el mes en el que el termostato de la naturaleza se reajusta entre indecisiones y espasmos; por eso pasamos en el mismo día de lo húmedo a lo cálido, del sol a lo nublado, sin saber a qué atenerte y volviéndote un poco loco.
Es también el mes de cosechas y oriónidas.
De Halloween.
Y de revoluciones, de ahí su soviético apodo de Octubre Rojo.
******************
Y, como según los Pet Shop Boys, de la Revolución a la Revelación sólo hay un paso, la de este mes me ha venido al constatar un llamativo fenómeno: a causa de la crisis, los diarios de difusión gratuita han reducido drásticamente su tirada.
Y cuando digo drásticamente, me quedo corto.
******************
Hace apenas unos meses, si cogías un tren de cercanías a las 8 o 9 de la noche, todavía te encontrabas el vagón alfombrado de ejemplares; era como el paisaje después de una guerra (impresa).


Pues bien, esto se acabó: ahora, pocas horas después de que se hayan repartido en las estaciones, cuesta encontrar un solo ejemplar de ellos en un tren; a las 8 o 9 de la noche ni te cuento: los vagones aparecen casi impolutos. Como mucho te encuentras con un Metro o un ADN, que parecen ser los que menos han recortado edición.
Con los que más se nota son 20 Minutos y Qué!, algo muy coherente con lo que ha ocurrido en sus redacciones hace poco, en las que han hecho un barrido inclemente de personal.
******************
Parece por tanto que la crisis ha puesto a la prensa gratuita en los carriles de las vías de extinción.
Ya no es sólo que publiquen menos porque el papel está muy caro, es que sus anunciantes, afectados igualmente por el actual descalabro económico, les van a meter cada vez menos publicidad, que es de lo que viven.
La voz de alarma, por no decir ataque de pánico, se ha dado también entre la prensa de pago: cada día venden menos; ya nadie puede parar esa tendencia en el inconsciente colectivo a pensar que los periódicos son algo ya súper old fashioned, una especie de fósil vivo de la era predigital.
******************
No hay más que acercarse a un kiosco: las revistas ya no saben qué regalar para que las compres. El otro día, con una, me daban un tablero de ouija de Los Simpsons, una tienda de campaña canadiense y una elefanta embarazada (¡Viva Forges!).
Yo no sabía cómo decirle al kiosquero, que parecía sacado de una de nuestras series costumbristas de televisión, que sólo quería la revista, que ouija ya tenía (y firmada nada menos que por Madame Blavatsky) y que para animales preñados ya tenía bastante con mi perra, que en dos años ha parido dos camadas como dos soles.
No sirvió de nada y me tuve que llevar todo el pack. Por supuesto, cuando llegué a casa, bajé al trastero y lo arrinconé todo allí, junto a otras promociones: cientos de pares de chanclas en color liso o de camuflaje, un kayak, bolsos y maxibolsos, bikinis y trikinis, collares fluorescentes, barajas de Pokemon...
Todo ello objetos muertos, como la misma prensa escrita que pronto, muy pronto, sólo quedará en el recuerdo. Tal vez la crisis sirva para darle la puntilla. Tal vez precipite que desaparezca definitivamente, al menos la gratuita.


Que se vean obligados a cerrar el chiringuito es algo que debería alegrarte si tienes conciencia ecológica.
El ahorro de toneladas y toneladas y más toneladas de papel va a ser enorme, lo que supondrá un respiro de alivio cósmico para nuestro maltrecho mundo.
La crisis, en este sentido, va a tener un efecto curiosamente positivo, obligándonos a ser consecuentes con nuestra hipócrita preocupación por el medio ambiente.
*******************
Crisis en griego significa cambio. Es decir, catarsis. Y esta, que ya se anuncia como uno de esos eventos que hacen época, va a revolucionar el mundo y a trasformarlo, marcando un antes y un después, empezando tal vez por hacer de la prensa escrita algo testimonial cuando no un cadáver descompuesto o una reliquia del pasado.
******************
Ya me lo decía mi viejo y sabio gurú: las guerras, crisis y epidemias traen dolor y tragedia al mundo, pero también una necesaria higiene.
Que Dios se apiade de nuestro lápiz de labios...

3 comentarios:

Chopenjagüer dijo...

Pallol, decir que llevas una serie de posts a cada cual más sublime es quedarse corto. Ya me pasarás la receta para desarrollar tanta txanantada consecutiva. Pero tengo que decir que yo no soy de los que se alegran de la crisis del sector juntaletresco. No sólo por estar de acuerdo con la idea de que el árbol bueno es el árbol muerto, o por seguir a pies juntillas la doctrina de Llorch Bush Jr. acerca de que la mejor forma de acabar con los incendios es talando los bosques (simple pero efectivo). Pienso en la era digital, en la crisis económica y en la prohibición de los carteles de los hombres-anuncio, lo mezclo todo en una coctelera y me pregunto: cuando la crisis llegue a nosostros y nos azote de verdad, cuando estemos viviendo en la calle y mendigando por un trabajo (limpiando la casa de Madrid de Maruja Torres o uno aún más infecto), ¿qué vamos a echar en los bidones de obra para calentarnos las manos? ?Con qué nos vamos a arropar por las noches cuando estemos acurrucados en un banco del retiro? ¿Con monitores TFT? Ah, el progreso...

P.D.: La palabra clave que me pide blogger para habilitar el comentario es SHALOM. ¿Tendrá la cábala algo que ver con esto?

David Pallol dijo...

Hablando de árboles, los del Retiro son ideales para encender hogueras.
Y si aprieta el hambre, a recoger castañas.

En cuanto a lo de SHALOM, te diría que es una desconcertante y esotérica coincidencia.
O no.
Los caminos de la Cábala suelen ser inescrutables...

ciudadanoe dijo...

mataperiódicos!
viva la sacarsis, la catarsis y la crisis...q es lo mismo, no?!