Para esta entrada he alternado fotos de lápidas de la cripta de la Almudena –entre ellas la del muy ilustre Marqués de Villaverde, maridísimo de la hija de Franco- con otras del Bunker Club, que funciona los sábados a primera hora de la noche en la sala Wind (plaza del Carmen, Madrid).
Dos criptas distintas pero complementarias, una consagrada al eterno reposo y la otra a la diversión funeraria.
Y como no puedo dejar de hacer travesuras conceptuales, mezclé una con otra y puse a todos estos muchachos de pinta tétrica y espíritu lúgubre a pisotear sepulcros.
Con muy poco respeto, todo hay que decirlo.
Y más teniendo en cuenta que pertenecen a gente muy respetable.
A mí esto me da igual.
Lo importante es que he conseguido el efecto.
Porque ¿acaso hay algo más gótico que bailar sobre unas tumbas?
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